Un sábado de primavera, especialmente lluvioso y frío, la niebla envolvía la casa, no se podía ver el barranco ni las montañas...
La paz inundaba también el barranco y la ilusión de las alumnas contagiaba a los árboles. Fue un día hermoso, frío y lleno de calor humano, especial.Igual de especiales son estas chicas que quieren seguir creciendo en Reiki, por ellas, mis alumnas, mis maestras, brindo por ellas para animarlas a continuar con el camino, cada una el suyo, cada una el de todos.
Por primera vez trabajamos a dúo mi compañero de camino, mi maestro y yo. Son de éstos días para repetir, para recordar.
¡Gracias Víctor!
Felicidades chicas es un placer haber coincidido en la vida con ustedes.
Gracias a ti Antonia por hacer sentirte muy especial y feliz, por cambiar mis días. También gracias a ti Victor por ser como eres. Gracias gracias por cruzaros en mi camino. Os quiero
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