martes, 2 de mayo de 2017

Maestría Gokuikaiden, 30 de Abril de 2017

Comienza el día, puedo escuchar el canto de los pájaros que anuncia el amanecer, como cada día, sin falta, ellos lo saben y como un mantra preparan la bienvenida a los primeros rayos del sol. El cielo se va aclarando y las nubes se perfilan a lo lejos sobre los edificios.
 En el silencio de la casa me preparo con mucha ilusión, hoy es el gran día para tres de mis alumnos, hoy terminan su formación en Reiki. 


Es un día especial porque el Universo ha hecho que estén Alex y Manuel juntos aquí en la isla y que puedan terminar juntos una formación que recibieron por separado, buscando el momento en los viajes que unos u otros hiciéramos. Mi hijo y mi yerno, se hacen maestros de Reiki, felicidades chicos, acaban de terminar el comienzo de un gran camino, de un hermoso camino, a disfrutarlo. También termina mi querida alumna Angie, una intrépida muchacha que en poco tiempo ha dado un salto cuántico y me ha permitido ser testigo de ello, felicidades también bella.




Por si fuera poco nos acompañaron otros maestros de nuestra Shanga que disfrutaron a la par nuestra. Y como no, mi compañero de vida, feliz como yo se unió al acontecimiento.

Gracias infinitas a tod@s porque como digo hasta la saciedad sin ustedes esto no podría tener lugar.
Por cierto, se me olvida mencionar a nuestra perrita, Fusa, que como una practicante más fue la nota divertida de la jornada.






"No digáis que partiré mañana,
pues aún estoy llegando.
Mirad profundamente;
estoy llegando a cada instante,
para ser brote de primavera en una rama,
para ser pajarillo de alas aún frágiles,
que aprendo a cantar en mi nuevo nido,
para ser mariposa en el corazón de una flor,
para ser joya oculta en una piedra.
Aún estoy llegando
para reír y para llorar,
para temer y para esperar.
El ritmo de mi corazón
es el nacimiento y la muerte
de todo lo que vive.
Soy un insecto
que se metamorfosea
en la superficie del río.
Y soy el pájaro
que se precipita para tragarlo.
Soy una rana
que nada feliz
en las aguas claras del estanque.
Y soy la serpiente acuática
que sigilosamente
se alimenta de la rana.
Soy el niño de Uganda,
todo piel y huesos,
mis piernas tan delgadas
como cañas de bambú.
Y soy el comerciante de armas
que vende armas letales a Uganda.
Soy la niña de doce años,
refugiada en una pequeña embarcación,
que se arroja al océano
tras haber sido violada por un pirata.
Y soy el pirata,
cuyo corazón es aún incapaz
de ver y de amar.
Soy un miembro del Politburó
con todo el poder en mis manos.
Y soy el hombre que ha pagado
su “deuda de sangre” a mi pueblo
muriendo lentamente
en un campo de concentración.
Mi alegría es como la primavera,
tan cálida que hace florecer
las flores de la Tierra entera…
Mi dolor es como un río de lágrimas,
tan vasto que llena
los cuatro océanos.
Llamadme por mis verdaderos nombres,
os lo ruego
para poder despertar
y que la puerta de mi corazón
pueda quedar abierta,
la puerta de la compasión".

Thich Nhat Hanh

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